Molestia me da ver como la gente se llena la boca con el tema de la delincuencia y se queja amargamente de los lanzas.
Como los políticos hacen propaganda con el tema y se lanzan en picada contra el gobierno de turno y especulan sobre por quien votaría el pandillero o pilluelo amigo de lo ajeno, mientras también lanzan propuestas cinematográficas como cárceles- islas, solo con el propósito de que los ingenuos aplaudan a su nuevo cesar y pidan mas circo romano.
Que patético ver como la prensa de este país se especializó en crónica roja, arguyendo que tales informaciones son la realidad de una nación en crisis.
Lo que más saca de quicio es la falta de juicio para aceptar responsabilidades en el asunto, porque tanto yo, como usted quien lee esto y está en su casa tranquilo tomando el té, sabe que la culpa es de una sociedad que no ha sabido acoger el problema, que no ha logrado crear una instancia para el desarrollo normal de esos jóvenes, porque cada sociedad se merece la delincuencia que tiene, y la realidad es que hacemos la vista gorda a una dificultad que parte cuando usted en el semáforo hace oídos sordos y vista ciega al chico que limpia sus espejos solo porque es moreno y no usa ropa de marca.
Es simplemente una farsa seguir escapando. ¿Porqué los políticos no cambian los tribunales de familia, no legislan para dar más oportunidad a esos jóvenes, o darles la posibilidad de estudios o de una crianza en un hogar bien constituido?, simplemente por que pierden su poder, porque no tendrían una masa subyugada por el miedo y que ante cada promesa salta como borrego de felicidad. ¿Tan ingenuo ha sido el país para seguir tragándose a estos verdaderos ladrones, que marketean la delincuencia como un estreno de Hollywood.?
Y nosotros los ciudadanos honorables de Chile, donde hemos dejado la decencia y la humanidad, en la taza del baño, porque siempre pregonamos contra los ladrones y las terribles condiciones en las que viven insertos, con la influencia de la droga, alcohol, familias mal constituidas, faltas de oportunidades. Pero que hacemos para remediar eso, quejarnos porque nos roban la gargantilla o la billetera, cuando hay que crear lazos de comunidad y acoger al que sufre y que no tiene la suerte de comer todos los días.
Esa es la diferencia, una sociedad que con sus leyes y actitudes engendra un círculo de delincuencia feroz, y que como Poncio Pilato se lava las manos a la hora del juicio, y llora sobre la leche derramada. Cortémosla con este hipocresía, el delincuente soy yo, el señor Lavín, los Piñera y las Bachelet, los jueces de la suprema y los nuevos fiscales, incluso usted, sí, no se haga el leso, que deja correr la alternativa de luchar por un país mas justo y sin desigualdades.
