En el infinito espacio, flotando por los aires quiero estar, entrar en “2001 Odisea del Espacio” y lanzarme al vació junto a los acordes de Strauss.
Convertirme en el hueso de la evolución quisiera y que la fanfarria de todos los instrumentos del mundo me saludaran al son del “Danubio Azul”, para seguir mi transformación vital hasta quedar petrificado en la belleza de una pluma de escribir.
Cuando el proceso inmenso de las ondas cerebrales me lleve a la tinta de un papel, hablaré por fin con HAL, y le preguntaré si alguna vez podré ser feliz.
HAL calculará los años luz para que se cumpla ese deseo, y mientras ruedo por las órbitas galácticas, entraré en la fase primitiva del amor.
Me revolcaré por las sabanas del más allá y engendraré al primer bebe extraterrestre. Cuando la creación de esta nueva raza comience a gestarse, yo explotaré en miles de pedazos para repartir mi alma entre los pobres.
En tanto, HAL criará a las nuevas generaciones y repetirá en su lenguaje binario la melodía eterna del “Danubio Azul”, hasta que un agujero negro se lo lleve todo y convierta el polvo solar en un nuevo universo lleno de esperanzas.
