Delirar en la soledad es algo normal para los extasiados por el consumo excesivo de decepciones y palabras al voleo.
Aquellas frases dolorosas que empequeñecen el ego y las ganas de entregar cariño.
Cuando la vida se transforma en una basura, pero de reciclaje, donde nada se puede botar, ni las fallas, ni los pecados más recónditos, solo se permite el cambio, un maquillaje mentiroso de alma, para que el resto de los mortales crea que no pasa nada en tu vida y que estás eternamente agradecido de ella.
Quieres renacer como el ave fénix, pero no encuentras otros labios que te ayuden a mitigar el abandono intelectual.
Ya no se puede seguir recorriendo el pasaje de la electricidad cerebral y sensorial con la televisión encendida, es mejor bailar en la oscuridad y arrepentirse jamás.
Frank Sinatra cantaba “Extraños en la noche” y deja la llave en la cerradura, lista para ser abierta y descubrir que existe al interior.
La lectura se compenetra en el estado de inconciencia pura para sacar las cosas en limpio y entender con claridad la lección, quien toma la piedra y la patea no sabe ver más allá.
Follaje en el invernadero mas que una canción es una declaración de amor y revela loción de calentura que invade el ambiente.
Resultan pornográficas sus palabras de consuelo, cuando necesito solo su respiración jadeada .
Pero todo se ha arruinado por esa culpa maldita que persigue la conciencia y que destruye todo a su paso.
Perdon señores por la modestia, pero mi partida dejará un gran vacío, nada por aquí, nada por allá, colorin, colorado este mundo se ha acabado.