sábado, abril 02, 2005

En el café de siempre



Autor: Sergio Rivas. S

Hace mucho que te espero. No me sorprende, siempre has sido impuntual. Desde el comienzo.
El café, nuestro café está repleto. Antonio apenas da abasto para atender a tanta gente, pero igual hace lo que puede. Noto que te hizo caso, se cortó el pelo igual que yo. Te verías mejor con la cara más despejada. Córtatelo como el Pancho, a lo Viñuela, le dijiste una vez. Desde esa tarde que no venía. Tengo sed. Decido pedir algo mientras te espero.

- Otra vez te está haciendo esperar- me dice Antonio cuando se acerca a mi mesa.

- Ya estoy acostumbrado- le respondo- Por mientras tráeme un Coca-Cola Light
- Enseguida- y se marcha a la caja más rápido de lo habitual.

Me quedo solo, sin más compañía que el cenicero. Me parece verte frente a mi fumando tus KENT, mirando con la vista perdida en la ventana. Igual que cuando te hablé por primera vez en el casino de la universidad. ¿Me puedo sentar contigo? te pregunté. Me miraste y sin decirme nada seguiste comiendo tu ensalada. Me senté y comencé a hablarte de cualquier cosa, ya no me acuerdo qué. Tú ni me escuchabas, no hacías otra cosa que mirar hacia el patio. De repente te paraste y sin decirme nada te fuiste. Desde ese día no deje de mirarte en los pasillos, de dormirme sin pensar en ti. Eras mi secreto, mi amor en silencio, no quise contarle a nadie lo que sentía. Siempre ha sido así.

Hasta que un día viniste hacia mi y me hablaste. Me invitaste a un ciclo de cine francés en el Alameda. Por supuesto que fui y no me importó esperarte un buen rato con tal de estar cerca de ti, de sentir tu olor y escuchar tu risa. No me importó dejar a mis amigas que eran más que mis amigos, me dio lo mismo tener que verte a escondidas, el disimular delante de todos. Tú lo querías así, y yo lo único que quería era tenerte cerca de mí.

Un año y cinco meses juntos. En dos semanas más estaríamos de aniversario. Pero nada es para siempre. Pero eso tú no lo sabes , de hecho te alegraste cuando te llamé después de almuerzo. Necesito hablarte, en el café de siempre a las siete y noté que te pusiste alegre. Ya, que rico te echo de menos me dijiste y cortaste al tiro diciendo que tenías que arreglarte.
No sé como decírtelo, no quiero que sufras, yo tampoco quiero sufrir...

- ¿Me demoré mucho?- me preguntas, sacándome de mis pensamientos.
- No más de lo acostumbrado.
- Disculpa, te prometo que es la última vez- sonríes mientras te acomodas en tu silla.
- Estoy seguro de eso Carlos- y te miro a los ojos- Estoy seguro.

Posted by Hello